La semana pasada fue
una semana de hechos que bien pueden servir para evidenciar la redundante
y nada creativa forma de incidir en la
política de este país. Me refiero a los hechos protagonizados por los miembros
de la Resistencia Juvenil por la Dignidad Nacional (REJUDIN), los de N2.0 y los
del Movimiento Pedro Joaquín Chamorro. Si bien, sus métodos pueden ser
catalogados como beligerantes, no se puede decir mucho de su grado de
efectividad. Como ya sabemos sus ejes temáticos de trabajo giran sobre la
defensa de la "verdadera democracia, paz y libertad" y
se pronuncian en contra de la candidatura inconstitucional del Presidente
Daniel Ortega; sin embargo aunque su lucha es legítima, no parece que al resto
de la población sirva de caja de resonancia a sus demandas. ¿Por qué? Trataré
de encontrar una respuesta.
El hecho de
poner una cabeza de cerdo en la sede del PLC 380, protestar en el acto del 14
de septiembre y tirar morteros frente al Consejo Supremo Electoral, si bien es
cierto ha llamado la atención de los medios de comunicación, no ha sido lo
mismo con la reacción de la gente. Es importante señalar la innovación y
picardía de los N2.0 y su ya muy difundido por el Facebook ¨Cepillo de Oro¨.
Como se puede observar las líneas de acción van desde lo repulsivo hasta la
jocoso y muy a lo guegüense, pero a pesar de la diversidad de estilos de
incidir no se logran los objetivos deseados.
En las
Ciencias Políticas en general y en particular en el tema de Auditoría Social
surge una propuesta más conciliadora para incidir. Es aquí donde me surge la
pregunta, ¿De qué forma se puede impulsar a las demás personas para que se
pronuncien en contra de la candidatura de Ortega por ejemplo? Obviamente este
es un hecho que sentaría un precedente nocivo para la institucionalidad del
país, sin embargo a pesar de este discurso, la indiferencia es lo que impera.
Es preciso aprender a lidiar con esa actitud pragmática. Es obvio que para
lograr una nulidad e invalidez en la candidatura ilegal (Sólo por tomar un
ejemplo) es imperativo cambiar de estrategia. Todos y todas que estamos
organizados en movimientos juveniles debemos de convertirnos en empresarios
políticos, y eso se hace reconociendo que habremos principales, es decir
delegamos la toma de decisiones, sin embargo los agentes que son los tomadores
de decisión, a pesar de que son libres de decidir están sujetos a nuestra
supervisión y de hecho como principales castigamos o premiamos según sea el caso.
Es preciso acotar esto para poder desarrollar una estrategia de incidencia y
participación realmente efectiva.
Siendo
empresarios políticos debemos seguir estrategias específicas que ayuden a
maximizar nuestros resultados deseados. Si lo que queremos es Democracia, Paz y
Libertad debemos explotar los ¨eventos dramáticos¨ que vulneren algunos de esos
valores; esto es aprovechar la ¨corriente de problemas¨; se debe de hacer notar
porque este problema es importante (Hacerle ver a las personas porque es sumamente
grave que se establezca un precedente de ilegalidad de semejante dimensión como
lo es la candidatura de Ortega por ejemplo.)
Ahora bien,
para que nuestras demandas inferidas de esta corriente de problemas salten a la
palestra pública, se necesita un olfato para saber reconocer el momento
oportuno; pero no sólo basta el olfato, sino que también es importante tener
buenos contactos y alianzas así como la creatividad y la beligerancia para
aprovecharlos. Esto debe de ir acompañado de propuestas que puedan ser
implementables, no es sano criticar y no proponer. La denominación de todos los
grupos de jóvenes críticos al gobierno debe pasar de opositores a propositores,
porque en realidad ¡eso es lo que necesita este país! Y lo está pidiendo a
gritos.
¨El buen
político sabe equilibrar la razón y la pasión¨ afirmaba Max Weber. Así que
salir a las calles con la cabeza caliente puede resultar poco efectivo y hasta
contraproducente. Pero bueno esa es mi percepción y estoy abierto al debate y a
contrapropuestas. Es el momento adecuado.
* Por, Elvin Francisco Rodríguez Favilena, Estudiante de 3er año de Derecho.
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