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Por Plataforma Nacional Juvenil - Nicaragua On 12:09 p. m. | Archivado en , | Con 1 comentarios
Por: Brenda Marvelly Alfaro Ortiz
       Vice-Coordinadora de la Plataforma Nacional Juvenil PNJ de Nicaragua

La incorporación de la mujer al mercado laboral se produce debido a numerosos cambios sociológicos y de carácter demográfico. Para la sociedad tradicionalista y patriarcal la mujer debe desempeñar un rol de cuidadora de cuido de padres, pareja, hijos, ancianos (trabajo reproductivo no remunerado) y el hombre un rol de proveedor del hogar (trabajo productivo remunerado).

La autonomía económica les permite a las mujeres dejar de depender de los hombres ya sean padre, pareja, etc, y poseer poder de decisión sobre sus vidas.

El hecho de que las mujeres normalmente tengan menor nivel de escolarización, están desempleadas o subempleadas y reciben menor remuneración que los hombres son expresiones latentes de las limitaciones impuestas por la desigualdad de género, pero la lucha por la igualdad de derechos y el logro del desarrollo integral (nivel educativo, ocupacional, poder de decisión), están permitido cambiar la perspectiva de muchas mujeres sobre su futuro, y decidir por ellas mismas que rol desean jugar en la sociedad, y muchas según el tipo de oportunidades que se les han presentado, han optado por jugar un rol activo.

Para que la mujer logre no solo su autonomía económica, física y en términos de toma de decisiones sin restricciones, se debe redistribuir la carga del trabajo y el tiempo entre hombres y mujeres, es decir, que el trabajo del cuido también es responsabilidad de los hombres.

Esto significa que en la medida que las mujeres cuenten con el tiempo para salir de los hogares y encontrar un trabajo donde puedan desarrollarse integralmente, podrán aportar en el hogar.

El estado debe jugar un papel facilitador para garantizar a las mujeres la confianza de incorporarse en el mercado laboral desarrollando centros infantiles, centros para personas dependientes, programas de fomento hacia iniciativas económicas laboradas por mujeres, garantizar l vigencia del principio de no discriminación al momento de imponer un salario, y asegurar que se les respete por sus capacidades y habilidades, y no como objeto sexual.

Aunque hasta ahora en muchos casos se ve el trabajo de la mujer como algo insignificante, “complementario del salario de los hombre”, pero si vemos la realidad del mercado laboral del país, que ofrece salarios bajísimos a los trabajadores, podemos decir con mucho orgullo que la mujer nicaragüense está aportando al bienestar de los hogares, ya que si se unen los salarios de la pareja, se pueden garantizar ellos mismos o a sus hijos mejores condiciones de vida.

Incluso, en el peor de los casos, cuando por una ruptura con los cónyuges o viudez las mujeres se enfrentan con mayor fuerza a las distintas adversidades, tal es el caso de muchas jefas de familia o madres solteras que mantienen su hogar. Además es de suma importancia que las mujeres aporten al seguro social, de manera que tengan acceso a la seguridad social, para que se garanticen una vejez digna.

Pero la mujer no tiene que contar con una pareja para ganar autonomía económica y personal.

El solo hecho de poder contar con ingresos propios permite que las mujeres se capitalicen, empoderen y adquieran activos propios, tales como vivienda propia, en algunos casos negocios propios, lo que permite que cuenten con una mejor posición ante la pobreza y las convierte en individuos más autónomos y menos vulnerables.

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Tus comentarios 1 comentarios:

  1. Unknown says:

    Hola Brenda, excelente que escribas..sé que tienes muchos aportes valiosos que dar a la PNJ y a Nicaragua en general..saludos y muy buen artículo!!!

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