Por Elvin Francisco
Rodríguez Fabilena
El liderazgo democrático es, desde mi punto de vista,
aquel liderazgo que se comparte, que busca como generar y potenciar capacidades
de las demás personas que conforman el equipo de trabajo, ya sea en la empresa,
en el partido político o en la organización de la sociedad civil.
Sin embargo, antes de seguir hablando acerca de lo qué
es el liderazgo democrático, es preciso definir qué es un líder o en su caso,
una lideresa.
Qué
es un líder o una lideresa.
Existen muchas definiciones de líder o lideresa. La
noción de liderazgo con la que más me identifico es la que hace referencia a
una persona que convierte la visión
en realidad.
En el mundo empresarial, en de los partidos políticos
y las organizaciones de la sociedad civil, la visión es un elemento fundamental
en el cual todas las personas fundadoras de los mismos, deben pensar muy
detenidamente previo a su respectiva constitución, ya sea ésta de manera formal
o informal. Asimismo, las personas que se adscriban a cualquiera de las formas
organizativas mencionadas, deberían de compartir la visión y la misión de las
mismas.
En consecuencia, una persona con liderazgo, ha
interiorizado muy bien la visión de la organización a la que representa y
transmite esa visión a sus colegas a fin de poder transformarla en realidad
mediante el cumplimiento de los objetivos propuestos.
Efectivamente, una persona con liderazgo tienen muy
claros cuáles son los objetivos que quiere alcanzar y siempre tiene un objetivo
en mente. Lo cual no significa que pasará por encima de sus compañeros/as ni
vulnerará los derechos de ellos/as solamente por cumplir metas. El trabajo
organizativo es más satisfactorio cuando existe coordinación, cooperación y
solidaridad entre los miembros/as del equipo. Si queremos ir más rápido vayamos
solos, pero si queremos llegar más lejos, vayamos acompañados.
Liderazgo
democrático: ¿Por qué?
Ahora bien, ser un líder o una lideresa democrático/a
implica dejar a un lado el esquema vertical de coordinación y dirección y
comenzar a practicar estilos más horizontales de liderazgo. Es necesario evitar
el autoritarismo que tanto criticamos. Actitudes tan pequeñas como despreciar
las opiniones de las demás personas y subestimar sus capacidades, contribuyen a
perpetuar patrones autoritarios de comportamiento. El no saber escuchar y no
saber comunicarse de manera empática, asertiva y efectiva, son problemas
comunes que al menos, desde mi experiencia, he podido notar en el mundo
organizacional.
No obstante, tampoco se trata de ser condescendiente
con las demás personas. Debe existir un
equilibrio y una armonía. Tal y como sucede en la música. La negociación es la
clave. No siempre se puede obtener lo que se desea. Existirán ocasiones en las
cuales tendremos que ceder. Lo importante es que hagamos del trabajo un juego
que no sume cero, es decir, un juego en donde forjemos relaciones ganar-ganar.
Qué
es ciudadanía.
Una vez presentados, aunque sea someramente, los
conceptos de líder o lideresa y liderazgo democrático, hay que recordar que en
el trabajo organizacional entramos en contacto directo con personas que están
tratando de hacer un ejercicio pleno y efectivo de la ciudadanía a la cual
tienen derecho por el hecho de ser ciudadanos de Nicaragua. La ciudadanía no es
más que la participación organizada con información y conocimiento.
Por consiguiente, a como pudimos observar en el taller
específico para este tema, lo ideal es que los/as ciudadanos/as, además de
contar con la información actualizada, completa, confiable, adecuada y
objetiva, cuenten con el ánimo para
participar activamente de una forma organizada, en todos los asuntos de gestión
pública que les atañan.
No es posible hablar de construcción de ciudadanía, si
primero no construimos un bagaje de información y conocimiento. De lo
contrario, una persona que participe mucho pero sepa poco, no será más que un/a
ciudadano/a manipulado/a. En este sentido, la información es poder.
Una vez que hemos logrado comprender que ser líder es
transformar la visión de nuestra organización en una realidad concreta, que no
se trata de acaparar los espacios, sino de compartir la información y el
conocimiento para construir una ciudadanía activa, proactiva y efectiva, nos
queda la tarea de hacer algo con la responsabilidad que el hecho de adquirir
este nuevo poder de la información, conlleva.
Qué
podemos hacer.
En primer lugar, podemos identificar cuáles son los
problemas específicos que afectan a nuestra comunidad, identificar quiénes
comparten nuestra visión en torno al problema que queremos resolver y ponernos
manos a la obra.
En segundo lugar, podemos contribuir con propuestas
concretas, no señalando ni denigrando a las personas que toman las decisiones,
sino más bien, entablando diálogo y debate con ellas, a fin de poder encontrar
juntos/as una solución a la problemática de nuestra comunidad. Se trata de
establecer alianzas estratégicas y aprender a negociar.
Liderazgo democrático y construcción de ciudadanía es:
ü
Transformar
la visión en realidad.
ü
Negociar.
ü
Establecer
alianzas estratégicas.
ü
Lograr
la articulación de redes de contacto en los territorios.
ü
Hacer
“lobby” en los/as tomadores/as de decisión.
ü
Informarnos
muy bien del contexto local, nacional e internacional.
ü
Conocer
muy bien la problemática a la cual queremos contribuir a solucionar.
ü
Elaborar
propuestas y no quedarnos solamente en
el pensamiento crítico, sino también avanzar al pensamiento proactivo y
propositivo.
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